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Aprender a pensar es hereditario

Las neuronas son el equipaje con el que un niño llega al mundo, pero de sus padres depende brindarle experiencias para su desarrollo


Todos sabemos que los factores que influyen en la formación y desarrollo de los niños son propios de la herencia y el medio ambiente en que crecen y se desenvuelven.

Luego entonces, trataremos de entender el óptimo desarrollo del infante desde dos ciencias: neurociencias y educación.

El campo de estudio de la neurociencia es aportar explicaciones de la conducta en términos de actividades del encéfalo (cerebro), explicar cómo actúan millones de células nerviosas para producir la conducta y cómo éstas células están influidas por la herencia y el medio ambiente.

El cerebro de un recién nacido posee 100 mil millones de neuronas y pueden realizar conexiones nerviosas en la asombrosa cantidad de 900 mil millones.

Así pues, el objeto de estudio de las neurociencias, el cerebro humano, resulta la más complicada y misteriosa obra de la creación.

Dichas neuronas son el equipaje con el que el niño llega al mundo, pero ahora es necesario brindarle las experiencias adecuadas para que desarrolle al máximo su potencial a través de la educación.

Educación entendida como el proceso mediante el cual se integran nuevos conocimientos a los que ya se tenían, implicando todos los sentidos en la adquisición de la nueva información.

Al aprehender los nuevos datos (que es más que aprender, es hacerlo suyos) el niño la vincula a su información anterior, dando lugar a nuevos conocimientos y también a nuevas conductas.

De aquí la manera como ambas ciencias convergen, ya que al adquirir un nuevo conocimiento, a través de alguno de los sentidos o de varios de ellos, la información viaja a través de los axones de las neuronas hasta la parte del cerebro correspondiente a dicho sentido.

Al llegar a este punto, lo que sucede es que esta neurona se empieza a comunicar con las demás mediante una reacción llamada sinapsis, que es la manera en que éstas se comunican dando lugar a la creación de las llamadas redes neuronales.

Las redes son la materia prima con que un niño contará para la adquisición de nuevos aprendizajes por el resto de su vida y que se forman con mayor intensidad entre los 0 y los 5 años.

Pero se ha descubierto recientemente que así como el GEN lleva toda la información genética que determina las características heredadas del niño como puede ser su coeficiente intelectual, también existe el MEM, término con el que se denominan los pensamientos que pasan de una generación a otra.

Si el papá o el abuelo fue un excelente matemático, de manera natural y hasta hace poco inexplicable, el niño tendrá una extrema facilidad para el aprendizaje de las matemáticas.

Es durante los primeros años de vida, cuando el cerebro realiza la mayor cantidad de sinapsis y cuando hay más desarrollo cerebral, por lo tanto es indispensable como padres y educadores que brindemos todos los medios para que su desarrollo sea óptimo.

Dar una adecuada nutrición desde el embarazo, tanto afectiva como sus alimentos y cuidados, estimular desde el nacimiento las habilidades del bebé todos los días (sin saturarlos) con ejercicios adecuados y hablándoles con propiedad y cariño son algunas de las recomendaciones.

Hay que vigilar la nutrición, y más adelante, en las primeras experiencias escolares, encontrar el lugar más propicio que brinde el ambiente más adecuado posible para fomentar y favorecer este desarrollo.

Procurar que en el colegio trabajen con los materiales adecuados, que tengan las experiencias sensoriales pertinentes, en un medio seguro y agradable donde el niño desarrolle al máximo su potencial.


Periodo crítico
Es la fase que se presenta en todos los seres humanos y permite el aprendizaje.

En este periodo los nuevos conocimientos son absorbidos y aprehendidos por los niños. Con el paso del tiempo los periodos críticos se reducen.



http://www.impre.com/educacion/2010/3/9/aprender-a-pensar-es-hereditar-177198-1.html

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